QUIÉN SOY YO

Hola y gracias por estar aquí. Mi nombre es Arlene Torres Aybar, y, a pesar de que me asusta hablar sobre mí, creo que es importante que nos conozcamos, así decides si yo soy la clase de especialista que buscas. 

 

Soy lo que llaman un ratón de biblioteca. Mi hobby es aprender; amo descubrir y profundizar en los por qué de las cosas. De hecho, en el colegio me apodaban Arlene Por qué, mis compañeros me querían matar posiblemente cada vez que abría la boca. Siempre he cuestionado la sabiduría popular, aunque no necesariamente haya tenido el valor de ir en contra. Soy una persona aplicada y me gradué con honores tanto del colegio, como de la universidad, Ingeniería industrial.

 

Confieso que estudié esa ingeniería porque consideraba que era la "medicina general" de las ingenierías. Me aterraba la idea de que mi vida de ese punto en adelante fuera definida por mi profesión, así que jamás usé el prefijo ingeniera en mi nombre. 

 

Tengo la dicha de poseer un hermoso círculo de sostén, mis padres y esposo, que me apoyaban a seguir mis deseos, y mi sed de conocimiento jamás cesó, y a través de los años estudié a profundidad cuanto me causaba curiosidad: me especialicé en ingeniería ambiental, en calidad total, en prevención de riesgo. Algunas personas cuando tienen recursos se van de viaje, compras ropas o autos, yo...compro especializaciones. 

Mis antecedentes familiares de sobrepeso me incitaron mucha curiosidad sobre la alimentación, y por muchos años leí cuanto libro cayó en mi mano sobre la alimentación humana. Por años subí y bajé de peso e intenté acompañamiento profesional y autoexperimentación, pero faltaba un eslabón.

Donde cambió todo

En el 2012 me convertí en madre de un bebe arcoíris, luego de una primera pérdida. En ese entonces sentía que tenía una deuda de vida: mi madre me lactó y me sacó de riesgo ya que fui una gran prematura. No me sentía tan valiente como mi madre, así que "lo menos" que podía hacer era darle "lo mejor" a mi bebé: lactancia materna...sólo que había un problema, no sabía nada de bebes. Ambos padres míos son los más pequeños de sus hermanos, con muchos años de diferencia con respecto a sus hermanos más cercanos, así que yo era la "nieta" de mi tía, y "sobrina" de mis primas, nunca vi de cerca como se criaba un bebé. 

 

Mi madre siendo mi madre, me acompañó esos primeros días plagados de grandes ansiedades y miedos, mientras yo, con escasa asertividad e inteligencia emocional en ese entonces, me agobiaba y me paralizaba por los mitos asociados a la lactancia, el inicio de toda alimentación humana. Otra vez aparecían las preguntas. ¿Estará comiendo lo suficiente? ¿Se llenará? ¿Mi leche será buena? y así en una procesión de pensamientos ansiosos, todos en torno a garantizar la supervivencia de este bebé, que temía perder producto de no haber trabajado el duelo de mi primera pérdida. Junto con todo esto, sufría dolor, que en ese entonces no sabía que se debía a una mala postura de la bebé.

 

Gracias a mi mejor amiga, fui a una reunión de la liga de la leche y descubrí con maravilla que un cambio de posición muy simple aliviaba todo dolor y que, para mi gran sorpresa, estaba dando suficiente leche y que "la botellita de fórmula que daba por si acaso" no solo no era necesaria porque no representaba nada en la alimentación de mi bebé, sino que podía quitar inmediatamente. Ese fue el momento en que me enamoré y decidí estudiar, leer, preguntar, practicar cuanto pudiera sobre la lactancia.

 

En el 2014 un grupo de mis compañeras de trabajo en ese momento me instó a que formáramos un grupo de WhatsApp para apoyar a otras madres con inquietudes e inseguridades. Para mi gran sorpresa mi formación como ingeniería me daba competencias increíbles para simplificar temas difíciles y volverlos intuitivos. Y aquí decidí que ya era momento de comenzar a formalizar mis conocimientos en nutrición, ya que tenía muchas lagunas.